Es un lugar común decir que el crimen organizado compra a la policía aprovechando sus bajos salarios. Pero desgraciadamente eso es cierto. Según un estudio de la Secretaría de Gobernación, los municipios donde la policía es peor pagada se encuentran en Jalisco y Guerrero, en zonas donde el narcotráfico ha establecido sus plazas.

Cabe mencionar que en los municipios en los que se aplica el Subsidio para la Seguridad de los Municipios, el suelo mensual de un policía llega a los $9,236. No es la gran remuneración, pero ronda los tres salarios mínimos. Comparado con esto, los policías municipales peor pagados son los del municipio de Xochihuehuetlán en Guerrero, donde reciben $2,750 mensuales, y los del municipio de Atengo en Jalisco, donde su remuneración es de $2,983. En otros 7 municipios de Jalisco y otro más de Guerrero, los salarios mensuales rondan los 3 mil pesos.

¿Qué sucede cuando los miembros del crimen organizado ofrecen dinero a los policías por dejar pasar sin miramientos el tráfico de las drogas? Pues algo muy simple: los policías aceptan el dinero -que se convierte en doble salario-, y de esa manera no solo mejoran su economía, sino que también salvan el pellejo.

Muchos analistas dicen que no basta subir los salarios de los policías. Es necesaria su preparación, su profesionalización, proporcionarles también oportunidades de vivienda, becas para sus hijos y mejorar sus sistemas de salud. Se cree que aún estamos a tiempo de crear una identidad digna dentro de nuestras policías.