En Estados Unidos y Canadá, hacer películas es un buen negocio. En 2021, los cines canadienses y estadounidenses recaudaron un total de 4,500 millones de dólares estadounidenses gracias a la venta de entradas. Por eso, las empresas productoras no sufren mucho para recaudar fondos para hacer nuevas películas. Se trata de un círculo virtuoso: la gente paga no solamente para ver películas, sino que con esos fondos se producen nuevas cintas.
En México, donde no existe una cultura cinematográfica que permita vivir tranquilamente a todos los que laboran en la producción de películas, el Estado tiene que intervenir aportando recursos para ello. Y no siempre hay acuerdos sobre el tema. Hace unas semanas, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas anunció que debía postergar el proceso de entrega de los premios Ariel por falta de recursos. Guillermo del Toro, el director y guionista mexicano de cine que ha sido ganador de dos premios Óscar -como Mejor Película y Mejor Director por la cinta La Forma del Agua-, se ofreció a cubrir los costos de la entrega del Ariel para que siga viva la ceremonia.
Ante la ola de inconformidades, malos entendidos y rumores que se suscitaron luego de la declaración de la Academia, María Novaro (en la fotografía), sostuvo que el cine siempre ha contado con apoyos, y que cuenta con la documentación y las cifras que le permiten decir eso.
Pronto habrá reuniones para aclarar el asunto.
Los amantes del cine -que en México somos muchos- esperamos que de esas reuniones surjan no solo acuerdos y caras sonrientes para la prensa, sino también nuevas formas para apoyar al cine en nuestro país.