Los incendios forestales son una catástrofe natural y social que ha ido en aumento en los últimos años. La superficie forestal mundial se redujo en más de 178 millones de hectáreas (una área un poco menor que el tamaño de México) en los 30 años comprendidos entre 1990 y 2020. Según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, integrado por más de 50 científicos de todo el mundo, el avance del cambio climático incrementará en todo el mundo el riesgo de incendios forestales en las décadas por venir.
La publicación califica al fenómeno como una crisis mundial para la biodiversidad, y proyecta que estos incendios aumentarán un 30% para 2050 y más de un 50% para fin de siglo.
El informe cita al calentamiento global, las sequías y los cambios de uso de la tierra como los causantes de esta amenaza generada, en buena parte, por la actividad humana.
Los incendios podrían detenerse, en buena medida, con medidas de educación ambiental. Si los campesinos rodearan sus campos de cultivo con brechas corta-fuego antes de incendiarlos para preparar las siembras, el fuego no se iría a los bosques.
Mientras eso no suceda, el fuego seguirá acabando con la biodiversidad.