En el video de Facebook se observa el cañón de un rifle de asalto que avanza a medida que el hombre que graba el video se aproxima a la puerta de un templo. Una mano levanta el cañón y se escuchan los primeros disparos. Es una mezquita. El suelo presenta, dibujados de verde, los arcos característicos de la arquitectura musulmana. Aparecen los primeros cadáveres. Hombres envueltos en túnicas negras y blancas. Rápidamente, el asesino recarga su rifle y avanza por los pasillos desnudos de la mezquita. Nuevos disparos. En una sala más amplia, cuerpos regados contra las paredes. Se escuchan gritos. Al indicio de cualquier movimiento de agonía, el asesino dispara nuevamente sobre el cuerpo. Y sigue su camino buscando víctimas.

El asesino se llama Brenton Tarrant, un australiano de 28 años que quiso dejar constancia en un video de su masacre. En twitter escribió que lo suyo fue «una toma de posición ante el genocidio cultural y étnico de la raza blanca, Solo soy un hombre blanco común, de una familia normal que ha decidido tomar una postura para asegurar el futuro de su gente».  En su rifle escribió con gis una alabanza a los combatientes contra el mundo árabe, desde el Imperio Otomano hasta los actos terroristas de nuestros días.

La matanza dejó 49 muertos y decenas de heridos.

Tuvo lugar en la ciudad de Christchurch, en el centro de Nueva Zelanda, considerado el país más tranquilo para vivir en el mundo.

Scott Morrison, el Primer Ministro de Australia, señaló: «»Estamos horrorizados, consternados, indignados y condenamos absolutamente este ataque cometido hoy por un terrorista violento extremista de derechas»,

Y Donald Trump, al ser cuestionado en la Casa Blanca ante la ola de terror despertada en los cinco continentes, declaró: «No creo que el nacionalismo blanco sea una amenaza global para el mundo.»