La democracia es, entre otras cosas, un sistema para evitar que los conflictos se diriman mediante la violencia. La civilización occidental se levantó sobre los escombros de sociedades guerreras, violentas, que buscaban imponer sus dominios mediante la fuerza de las armas.
Pero eso es el pasado. Hoy en día México es, en términos generales, una sociedad donde impera la democracia. Pero las rémoras del pasado siguen obstaculizando los avances de la civilización. En la actual campaña electoral, al menos 32 candidatos a cargos de elección popular han sido asesinados, principalmente en los estados de Veracruz, Jalisco, Oaxaca y Guerrero. Entre el 7 de septiembre de 2020, día de inicio del proceso electoral, y el 30 de abril del presente año, se reportan 476 agresiones en contra de políticos y candidatos con 433 víctimas, 79 de ellas mortales, de acuerdo con la agencia Etellekt. El actual proceso electoral ha sido el más violento de la historia reciente.
Esta semana, el candidato a la Alcaldía de Cajeme en Sonora, Abel Murrieta, fue asesinado en un acto de campaña en Ciudad Obregón.
Entre los aspirantes a Alcaldes que han sido asesinados se encuentran el de Juventino Rosas, Guanajuato; el de Cosoleacaque, Veracruz, y el de Chilón, en Chiapas.
En coordinación con autoridades estatales, el Gobierno federal ha implementado medidas de protección a 41 candidatos; de ellos, 22 cuentan con vigilancia de policías estatales, 16 de la Guardia Nacional y 3 de otras autoridades, según informó el pasado 9 abril la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Existen, hasta la fecha, 117 candidatos que han sido amenazados.
No habrá democracia plena mientras continúe existiendo este clima.