Como bien se sabe, el Papa Francisco ocupó las principales columnas de los periódicos desde que ascendió a su trono. Ha sido un Papa fuera de serie, apartado de los cánones y el boato que han envuelto a los anteriores Papas, lanzado a abrazar las causas de los desamparados y los que menos tienen. Con ese fuerte impulso, siempre ha eclipsado a la figura de su antecesor.
¿Quién fue el Papa que lo precedió? Fuera de los círculos más enterados de la iglesia, pocos se acuerdan el Papa anterior.
Fue Benedicto XVI, el papa emérito, un erudito silencioso de intelecto firme que pasó gran parte de su vida haciendo cumplir la doctrina de la Iglesia y defendiendo la tradición antes de conmocionar al mundo católico romano al convertirse en el primer papa en seis siglos en renunciar. El Papa renunciante murió el sábado pasado. Tenía 95 años de edad.
La muerte de Benedicto fue anunciada escuetamente por el Vaticano. No se mencionó la causa. La semana pasada, el Vaticano comentó que la salud de Benedicto XVI había empeorado “debido al avance de su edad”. Y eso fue todo.
El miércoles, el papa Francisco pidió a los presentes en su audiencia semanal en el Vaticano que oraran por Benedicto XVI, quien, dijo, estaba “muy enfermo”. Más tarde lo visitó en el monasterio en los terrenos de Ciudad del Vaticano donde Benedicto había vivido desde que anunció su renuncia, en febrero del año de 2013.
El papado de Benedicto, de casi ocho años de duración, fue un esfuerzo en vano por revitalizar la tradición de la Iglesia católica romana, lo cual se vio ensombrecidos por los escándalos de los abusos sexuales en el clero.
Fue un Papa que atravesó la historia sin pena ni gloria.
Descanse en paz.