Islandia, una nación de población minúscula, le está poniendo un ejemplo al mundo entero. Este año aprobó una ley que obliga a todas las empresas -tanto públicas como privadas- a pagar el mismo salario a hombres y mujeres que desempeñen el mismo trabajo. Es algo que puede resultar muy simple, lógico, fácil de implementar, pero en la práctica la mayoría de los países tienen la histórica costumbre de pagarle más a los hombres que a las mujeres, aunque ambos desempeñen el mismo trabajo. De esta manera, como práctica generalizada en todo el orbe, un intendente de limpieza gana más que una intendente de limpieza. Y una empresaria gana menos que un empresario.

La ley de la igualdad de género salarial entró en vigor en Islandia este año, y obliga a las empresas que tengan más de 25 empleados a que sean auditadas para investigar las condiciones de cada una de sus labores, y que obtengan un certificado de igualdad salarial, que garantiza el cumplimiento de la nueva ley. Las empresas que no lo obtengan serán multadas.

La ley es un logro de la nueva Primera Ministra del país, Katrín Jakobsdóttir (en la fotografía), una feminista y ambientalista cuya figura emergió en medio de los escándalos morales y financieros de los anteriores mandatarios, y que es considerada en la actualidad la política más confiable de Islandia.

Aún así, el año pasado las cifras oficiales revelaban que en Islandia las mujeres ganaba entre un 14% y un 18% menos que los hombres, desempeñando trabajos semejantes. El país había cerrado en un 88% la brecha en igualdad de género, y ahora se apresta para cerrar definitivamente esa diferencia.

De acuerdo al Foro Mundial de 2017, Islandia se encuentra a la cabeza mundial en equidad de género, y después le siguen Noruega, Finlandia, Suecia y, sorpresivamente, Ruanda y Nicaragua.

Entre los países del G20, agrega el informe, Estados Unidos ocupa el lugar 49; México cayó al 81, y en los últimos lugares están China en el número 100; India en el 108; Japón en el 114  y Arabia Saudita en el 138. En éstos últimos, la mujer se encuentra un peldaño abajo de los hombres en la escala de los derechos humanos .