Algunos analistas, asomándose a su visión histórica, señalan que los sucesos de Charlottesville son incomprensibles. Que el neonazismo en Estados Unidos no tiene razón de ser. Hay que recordar que a mediados del siglo pasado Estados Unidos formó parte de la alianza que terminó con el poderío de Adolfo Hitler, y que borró del mapa de Europa Occidental a la maquinaria política, militar y social representada por el escudo de la cruz gamada. Al final de la Segunda Guerra Mundial, los nazis fueron repudiados en el mundo entero.
En Alemania, sobre todo, nadie quiere hablar ya de los nazis. Se les considera los culpables de un pasado vergonzoso. Fueron los artífices de un Estado totalitario, deshumanizado, dueño de un poderío militar tremendamente destructor, con un aparato publicitario muy eficaz en sus engaños, creador de los campos de concentración y los crematorios, al servicio de un hombre enfermo, enamorado de la muerte. Que nadie hable más de eso. La simple mención del tema pone los pelos de punta.
¿Y ahora los neonazis resurgen en Charlottesville, a miles de kilómetros de distancia de la tierra del Führer, y en el país que le ganó la guerra?
Para tratar de entender esto hay que considerar que los nazis en Estados Unidos tienen historia, que no surgieron espontáneamente. En una película corta y redonda, titulada A night in the Garden, aparece el Madison Square Garden de Nueva York lleno de fervientes asistentes a un mitin al más puro estilo nazi, aunque con la imagen de George Washington al frente. El orador es Fritz Khun, un emigrante alemán que exorta a la masa a terminar con el poder de los judíos en Estados Unidos, clama por la devolución de la nación al pueblo, y llama a los norteamericanos blancos -los verdaderos patriotas, dice- a luchar unidos por sus ideales. El acto concluye con la aparición de un joven que se sube al escenario para protestar por el discurso, y que es golpeado y humillado por los seguidores de Khun. El evento se desarrolló el 20 de febrero de 1939, el mismo día en el que Hitler estaba terminando la construcción de su sexto campo de concentración.
La reunión es un acto nazi, con la swástica ondeando a los flancos de George Washington, pero no es precisamente una cabeza de playa del Fürer en el corazón de Estados Unidos. Habría que buscar cuáles son las características del nazimo en Estados Unidos -y en todo el mundo- para entender el fenónimo. La periodista Dorothy Thompson -esposa del escritor Sinclair Lewis-, que estuvo presente en el mítin, señaló: «el nazismo no tiene nada que ver con la raza y la nacionalidad. Aparece con determinado tipo de pensamiento…. los intelectuales frustrados y humillados, los especuladores temerosos, los niños que crecen sin límites, los tiranos de los sindicatos, los vivales que han llegado al éxito por aspirar el simple olor del éxito… esos son los que se convertirán en nazis. »
La cinta puede verse en una nota de The Intercept, y dice su autor Jon Schwarz que es la película más terrorífica que puede verse en estos tiempos de Halloween.
https://theintercept.com/2017/10/29/a-night-at-the-garden-is-the-most-terrifying-movie-you-can-watch-this-halloween/