La neutralidad, como bien se sabe, es una relación distante de las partes en conflicto. La persona neutral no toma partido. Se mantiene al margen sin comprometerse con ninguno de los personajes de la contienda, y por ello puede llegar a convertirse en el árbitro de la pelea.

Pero en el caso de la guerra de Rusia contra Ucrania, la neutralidad no parece beneficiar a nadie. Los ucranianos ya no piden que las naciones se mantengan mirando el conflicto desde fuera. Quieren una participación activa. Quieren armas, y no ocultan sus demandas a nadie.

La postura de México en esta tragedia bélica ha sido definida claramente por Juan Ramón De la Fuente, representante de nuestro país en las Naciones Unidas. México condena enfáticamente la invasión de Rusia a Ucrania. Es un condena que surge de su propia experiencia histórica. A lo largo de su vida como nación independiente, México ha sufrido las invasiones de Francia y Estados Unidos. A manos de esta última potencia, en el siglo XIX, el país perdió más de la mitad del territorio que poseía en aquél entonces.

Las invasiones, al igual que las guerras, son nefastas.