Las caravanas de migrantes que parten de Centroamérica hacia Estados Unidos cruzando el territorio mexicano son el fiel reflejo del drama que vive la región desde hace décadas. Sus puertos de salida son países muy pobres, incapaces de proporcionar una vida digna a sus habitantes. Guatemala, El Salvador y Honduras se encuentran en el fondo de las naciones latinoamericanas en materia de salud, vivienda, alimentación y trabajo. Y en los últimos años, han vivido hundidos en la pesadilla de los enfrentamientos armados. En Honduras, por ejemplo, los jóvenes y sus familias tienen que huir ante las amenazas de la Mara Salvatrucha. Frente a las alternativas de morir o incorporarse a las bandas de delincuentes, la población prefiere huir.
La última de las caravanas salió de Honduras el pasado 15 de enero, y su porvenir es muy incierto. En el poblado de Tecún Uman, en Guatemala, algunos integrantes de la caravana aceptaron la propuesta del gobierno de México de trabajar en el sureste del país, pero muchos otros decidieron continuar su viaje con la intención de cruzar la República Mexicana y llegar a Estados Unidos.
La caravana es un caldo de cultivo para la inestabilidad y los enfrentamientos. Algunos de sus miembros dijeron que harán huelga de hambre si México les cierra el paso.
Pero también es un terreno para las muestras de generosidad de la población. El fin de semana los migrantes se concentraron frente la casa del migrante, a donde llegaron los representantes de la parroquia guatemalteca local y les ofrecieron más de mil platos con comida, entre papa, frijol, huevo y agua de jamaica. Entre este grupo se encuentran varios menores de edad no acompañados, los cuales, con un poco de suerte, reciben la asistencia de las autoridades locales.
Algunos miembros de la caravana intentaron ingresar por el puente Rodolfo Roblesa al territorio mexicano, sin mostrar documentación a las autoridades migratorias. Los elementos de la Guardia Nacional cerraron la reja perimetral y los contuvieron.
La caravana trató derribar la reja, por lo que la Guardia Nacional les lanzó gas pimienta para contenerlos. En el grupo de personas se encontraban mujeres, hombres, niños y ancianos, quienes desde el fin de semana esperaban al resto de la caravana.
La situación en la frontera sur es muy tensa, ya que la mayoría de los migrantes amenazan con entrar a México sin papeles y continuar su camino hacia la frontera norte con Estados Unidos.
Es el drama en la cintura del continente.