Con un solo tweet, Donald Trump ha puesto a temblar al mundo. Escribió que «Estados Unidos debe fortalecer y ampliar su capacidad nuclear.» Eso significa, simplemente, volver a la carrera armamentista de la guerra fría. Y por si hubiera dudas, el mismo día dijo en una conversación con la NBC a la periodista Mika Brzenzinski «permitamos una carrera armamentista.»

Casi nadie quiere una carrera armamentista. Ni los republicanos más belicistas en el Capitolio, ni los burócratas del Kremlin. Mucho menos los chinos, los ingleses o los franceses. A finales del siglo pasado, siendo Ronald Reagan y Mikhail Gorvachev los hombres fuertes de sus respectivos países, se inició un proceso de desarme que ha resultado muy exitoso hasta la fecha. En 1985, Rusia tenía 40 mil ojivas nucleares listas para su lanzamiento; Estados Unidos, 30 mil. Después de décadas de reducción armamentista, ambas naciones tienen poco más de 7 mil ojivas nucleares.

Pero como Vladimir Putin tuvo la ocurrencia de vanagloriarse de ese armamento hace unos días, ahora Trump lo secundó con su explosiva declaración en Twitter. Sin embargo, Putin declaró que no estaba de acuerdo con una nueva carrera armamentista.

Las naciones que más bombas atómicas tienen son Estados Unidos y Rusia; pero también las tienen -aunque en mucho menor cuantía-, China, el Reino Unido, Francia, India, Pakistán, Corea del Norte e Irán.

¿A quién van dirigidas las palabras de Trump? No van a Rusia, ya que Trump se ha declarado amigo y defensor de las políticas de Putin. Tampoco parecen ir dirigidas a Francia y el Reino Unido, aunque el futuro presidente se ha declarado enemigo de la OTAN. Pueden ir dirigidas a todos los demás. Pero particularmente a China, Irán y Corea del Norte.

La nueva declaración de Trump se une otra igualmente irresponsable, hecha meses atrás. Dijo que vería con buenos ojos que Japón y Corea del Sur se armaran atómicamente.

Sí, si las palabras del futuro huésped de la Casa Blanca se dicen en serio, el mundo tiembla.