El cambio climático se refiere a los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Estos cambios pueden ser naturales, como los que obedecen a las diferentes estaciones del año, pero desde el siglo XIX las actividades humanas han sido el principal impulsor del cambio climático, lo cual se debe principalmente a la quema de combustibles fósiles -como el carbón, el petróleo y el gas-, que produce gases que atrapan el calor en el interior de la atmósfera.
Es bien sabido que el clima ha sufrido cambios importantes a lo largo de la historia de la Tierra, debido a causas naturales. Por ejemplo, en el último periodo glaciar, que finalizó hace unos 10.000 años, el clima terrestre era mucho más frío que el actual, y los glaciares ocupaban amplias extensiones de la superficie terrestre.
Sin embargo, el actual cambio del clima es muy diferente de otros anteriores, esencialmente por dos motivos: los científicos coinciden en señalar que la causa del actual cambio del clima es la emisión -como resultado de la actividad humana-, de los denominados “gases de efecto invernadero”. Estos gases incrementan la capacidad de la atmósfera terrestre para retener calor, dando lugar al fenómeno del calentamiento global. Además, el actual cambio climático está ocurriendo muy rápidamente, lo que hace muy difícil, tanto para la naturaleza como para las sociedades humanas, adaptarse a las nuevas condiciones.
La concentración de CO2 en la atmósfera alcanzó el pasado mes de mayo un nivel 50% más elevado que durante la era preindustrial, lo cual no se había vista en la Tierra desde hace cuatro millones de años, según alertó ayer una agencia estadunidense.
Urge, por tanto, un nuevo acuerdo entre todas las naciones para regular las emisiones de CO2 por países, y así controlar un calentamiento global que perjudica al planeta entero.