En el mundo desarrollado, los videojuegos han suplantado a los deportes como forma de diversión de los niños. En México, al menos 21.3 millones de niños y adolescentes de 6 a 17 años son usuarios de Internet. Se estima que más de la mitad de ellos practica los videojuegos, principalmente en celulares; también, 5.1 millones de menores y adultos se conectan a la red por medio de consolas de videojuegos.
La corrupción de las autoridades y la violencia en México inspiró a la saga de Call of Duty en Modern Warfare 2, un videojuego que muestra en sus pasajes el poder y la violencia de cárteles mexicanos.
En uno de los episodios, los protagonistas, los militares internacionales Capitán John Price, «Ghost» y «Soap», se enteran de que un terrorista iraní se esconde en la frontera de México con Estados Unidos.
El juego incluye a dos soldados de las Fuerzas Especiales del Ejército mexicano: el Coronel Alejandro Vargas y su segundo a bordo, Rodolfo Parra. Estos militares narran que quien manda en la región en la que operan es el Cártel de Las Almas y que su capo «Sin Nombre» tiene coludidos a sus compañeros del Ejército.
«Como estamos bien entrenados, a los soldados nos reclutan los narcos», narra Vargas, mientras viajan en convoy en un pueblo típico de México.
En una escena se observa a un grupo de personas ejecutadas con unas narcomantas encima. Cuando uno de los agentes internacionales pregunta qué paso ahí, le dicen que son advertencias del «Sin Nombre».
Más adelante, el grupo evita un retén del Ejército.
«Hay tropas que maneja el ‘Sin Nombre’. Como les dije, está en todos lados», lanza el Coronel que en el videojuego encabeza a un grupo que se hace llamar Los Vaqueros.
Esperemos que estos videojuegos sigan presentando a los narcotraficantes como villanos, y no como héroes. El tema merece una atención especial por parte de las autoridades.