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Otra amenaza

Mientras la Casa Blanca lucha con denuedo por evitar que el presidente de Estados Unidos enfrente un juicio político que lo saque de la residencia presidencial por la puerta trasera, Donald Trump puso en aprietos a las autoridades de migración con la emisión de un solo tweet. Dijo: «El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas iniciará la próxima semana el proceso de expulsión de millones de migrantes ilegales que se han introducido en Estados Unidos. Serán removidos tan pronto como lleguen.»

Las autoridades de migración se frotaban los ojos de incredulidad. Ningún presidente había tenido el desplante de revelar sus planes ante el púbico, poniendo en peligro su desarrollo. Pero a estas alturas de su mandato, cualquier cosa puede esperarse del presidente en turno. El pasado mes de abril, el director en funciones de as aduanas, Ronald Vitiello, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, fueron removidos de sus cargos tras plantear sus dudas para poner en marcha el plan. Ambos plantearon que la detención y expulsión de migrantes acarrearía nuevamente la separación de niños de sus familias, lo que provocaría un renovado repudio social.

En ese sentido, además, la Casa Blanca anunció su intención de desviar a otras partidas un total de 550 millones de dólares que estaban destinados a diversas ayudas para los países centroamericanos, y acusó a los demócratas de cruzarse de brazos ante la crisis que se vive en la frontera.

Se calcula que en Estados Unidos hay un total de 12 millones de indocumentados, procedentes básicamente de México y América Central. Cientos de miles de inmigrantes han llegado en los últimos meses al país en un flujo sin precedentes en la última década. Según cálculos del Gobierno de Trump, esa corriente alcanzará el millón de personas este año. Estados Unidos detuvo en mayo en su frontera sur a más de 132.000 migrantes, un 30% más que en abril y la mayor cifra registrada en un solo mes desde 2006.

Así, el círculo perverso da otro giro: llegan más migrantes, hay más detenciones y deportaciones, se pisotean los derechos humanos, no hay una salida pacífica pactada por todos.

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