El coronavirus ha desatado, entre sus muchas desgracias, un aspecto positivo: una carrera científica por la creación de vacunas. Y ahora, para el asombro de muchas naciones, Cuba ha declarado que una vacuna producida en la isla -llamada Soberana 02- ha entrado a su fase final de pruebas. La vacuna podría no solo beneficiar a la población entera de la isla, sino también a todos los turistas que se dirijan a ella.
“No es solo medicina y humanitarismo; hay un gran beneficio económico si consiguen controlar el virus”, dijo Richard Feinberg, experto en Cuba de la Universidad de California. “Será no solo un ingreso inmediato, sino un impulso a la reputación del sector biotecnológico farmacéutico cubano, que les permitirá comercializar otros productos médicos”.
Parece mentira, pero para un país devastado económicamente por el bloqueo impuesto durante décadas por Estados Unidos, el remedio contra el coronavirus puede ser también un remedio para su economía.