Hoy anunció la Cada Blanca que Donald Trump tiene coronavirus. Nada grave, dicen, pero el presidente permanecerá en cuarentena junto con su esposa los próximos días.
Es una noticia que puede alterar el procesos electoral, el día de las elecciones y, a largo plazo, el futuro de la democracia en Estados Unidos. En los últimos días, tratando de proyectar una sólida apariencia de normalidad, Trump exigió la reapertura de escuelas, el reinicio del fútbol universitario y que los negocios vuelvan a operar al ciento por ciento. Nunca ha hecho caso de las recomendaciones de los médicos y científicos.
Los resultados están a la vista. En días pasados, varias personas cercanas a Trump se contagiaron con el virus. Entre ellas, están su asesor de seguridad nacional, la novia de su hijo; un edecán de la Casa Blanca; la secretaria de prensa del vicepresidente Mike Pence; así como varios agentes del Servicio Secreto. Un aliado republicano de Trump fue visto sin cubrebocas en un mitin, y murió a los días siguientes.
Trump siempre minimizó al coronavirus. Ahora el virus lo minimiza hasta volverlo víctima.