No es la Franja de Gaza, ni el norte de Irak. Se trata de Ferguson, un suburbio de San Luis Missouri donde una turba furiosa se enfrenta a la policía para protestar por el asesinato de un joven negro de 18 años a manos de un policía blanco. De acuerdo a los testigos, el joven iba desarmado y el policía lo ajustició sin mayores indagaciones. El cuerpo quedó tendido sin vida durante varias horas, y esa escena encendió el caldero para el inicio de los enfrentamientos, que se prolongaron toda la noche de ayer. Los grupos protestantes arrojaron bombas molotov a la policía, que respondió con gases lacrimógenos y bombas de humo. Como los enfrentamientos estudiantiles del siglo pasado. En el suburbio de los enfrentamientos viven 21 mil habitantes, de los cuales 14 mil son negros. Hay apenas 53 policías, 3 de los cuales son blancos. Las autoridades dicen que la investigación para delimitar responsabilidades tardará varias semanas, pero la población sabe que el culpable es uno de los tres policías blancos. Todo parece un desmentido para los que pensaron que el racismo en Estados Unidos se había acabado con el ascenso del primer huésped negro en la Casa Blanca.