La historia de Ovidio Guzmán López, alias «El Ratón» (en la fotografía) es un material en bruto para hacer series y películas en Hollywood. Ovidio era un niño que vivió su infancia en Jardines del Pedregal -una de las colonias más exclusivas de la Ciudad de México-, y que terminó convertido en uno de los líderes más violentos del tráfico de drogas.
Tres días antes de que el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, arribe al País, el Gobierno mexicano lo capturó.
En un operativo que desplegó a 800 efectivos militares, la Guardia Nacional lo detuvo ayer en la madrugada en la sindicatura de Jesús María, en Culiacán, Sinaloa. Guzmán López fue requerido por las autoridades de EU desde 2008, y su búsqueda fue reactivada en 2021, cuando el Gobierno de Biden ofreció una recompensa de 5 millones de dólares por información para su captura con fines de extradición.
En un intento por evitar el traslado aéreo de Ovidio Guzmán de Culiacán a la Ciudad de México, algunos grupos armados atacaron la mañana de ayer el aeropuerto de Culiacán.
Ráfagas de armas largas impactaron en el fuselaje de un avión comercial, vuelo 165 de Aeroméxico, que estaba a punto de despegar.
También fueron atacados aviones militares, entre ellos el FAM 3526, cuando aterrizaba.
Guzmán López, de 32 años, ya había sido detenido en octubre de 2019, pero fue liberado de inmediato por orden del Presidente Andrés Manuel López Obrador para evitar una reacción violenta que afectara a la población.
Ovidio fue ingresado la tarde de ayer al Penal del Altiplano, en el Estado de México, el mismo del que escapó su padre, Joaquín «El Chapo» Guzmán, hace 7 años.
Junto con sus hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, Ovidio es considerado un objetivo fundamental para la justicia estadounidense, pues el Cártel de Sinaloa que encabezan es considerado uno de los principales introductores de fentanilo a aquel país, cuyo consumo ha causado más de 100 mil muertes anuales por sobredosis entre la población.