La riqueza es hereditaria. Eso no es nada nuevo. Lo nuevo es que, según un estudio, ascender en la escala social sin una familia adinerada significa un esfuerzo enorme, que pocas veces tiene dividendos.

A pesar de la tinta derramada en cientos de artículos y ensayos que estimulan la ideología del esfuerzo para llegar a tener riqueza, un libro de reciente aparición sostiene lo contrario.

Un estudio del Centro de Investigación de Políticas Económicas en el Reino Unido, a cargo de  Guglielmo Barone y Sauro Mocetti rastreó los nombres de las familias más ricas en Florencia hasta el año 1427, y encontró que son los mismos nombres que aparecen entre los grupos más poderosos de la misma ciudad en 2011. Eso indica que hay un vínculo histórico de 600 años, a pesar de todos los avatares que ha sufrido Italia y la ciudad de Florencia en particular. Y no solo eso. Otro estudio del Reino Unido señala que el estatus familiar en Inglaterra permaneció casi intacto desde 1170 hasta 2012, en un lapso que comprende más de 800 años.

Claro que hay excepciones. Pero fuera de Bill Gates y Marc Zuckerberg, las familias más adineradas del mundo tienen una prosapia de riqueza que se mantiene a pesar del paso del tiempo.