En el Mundial de Qatar se ha visto que los penales se han adueñado de buena parte del espectáculo. Y resulta muy emocionante. Cuando se va a tirar un penal, los espectadores contienen el aliento. Y al final de las tandas de penales, estalla el júbilo o el llanto.

Todo mundo sabe que hay penales cuando hay una falta dentro del área, pero pocos a lo largo del partido se imaginan que el pase a la siguiente ronda, inclusive para llegar a la final, se puede definir a penales. Los entrenadores lo saben, y siempre se preparan para ello.

Los aficionados saben que el tirador de un penal lleva una buena ventaja sobre el portero. Solo lo separan 11 metros de distancia. Si el tiro se lanza fuerte y colocado, lo más probable es que el balón vaya a las redes. El gol así metido se celebra son gritos y rostros de júbilo, pero siempre existe una tensión previa entre el portero y el tirador. Fallar un penal, arrojarlo fuera o al poste, es una falla imperdonable. Y al contrario, parar un penal, convierte al portero en héroe.

En el partido de semifinales que se jugará hoy, entre Argentina contra Croacia, hay que recordar que los dos equipos llegaron hasta ahí por haber ganado, cada uno, sus rondas de penales. Argentina lo hizo contra Holanda (llamada ahora Países Bajos), y Croacia lo hizo contra Brasil.

Es posible, no hay que olvidarlo, que la final se puede definir a penales. Y si es así, no solo los tirarán Messi y Luca Modric.

Fotografía: Messi tirando un penal. Marca.