En 1981, el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, sufrió un atentado que estuvo a punto de quitarle la vida. John Hinckley Jr., obsesionado con la figura de la actriz Jodie Foster, le disparó a Reagan con una pistola calibre 22 con el fin de… ¡demostrarle a la joven actriz la inmensidad de su amor!
La historia parece una novela de ficción, pero es la pura verdad. Hinckley descubrió a Jodie Foster en su actuación en la película Taxi Driver -con el papel principal de Robert De Niro-, y a partir de ese momento desarrolló una pasión desternillada hacia la actriz. Le escribió poemas que jamás llegaron a ella, la evocaba diariamente en sus delirios, la perseguía por ciudades y pueblos, rentaba habitaciones contiguas en los hoteles donde ella se alojaba, se volvió loco por algo que llamaba su amor. Un amor desquiciado, por supuesto, que necesitó del atentado contra Reagan para salir a la luz.
Hoy John Hinckley Jr. fue puesto en libertad. Vivirá al lado de su madre, en una especie de cautiverio familiar. Dicen las autoridades que después de 35 años de tratamiento en prisión, ya no es un hombre peligroso. Servirá como voluntario en la iglesia de su pueblo, Williamsburg, en el estado de Virginia. Podrá ver la televisión, y tendrá acceso a Internet bajo vigilancia. Parece que es un hombre aficionado a la música y a la pintura, a cuyas actividades dedicará la mayor parte de su tiempo.
Esperemos que nunca más vuelva a ser noticia.