En América Latina y, particularmente, en México el dominio del tráfico de drogas sobre algunas regiones de los países ha generado una discusión muy amplia sobre el papel del narcotráfico en la política y el Estado. En México, se sabe que las células del narcotráfico tienen un dominio muy profundo sobre determinadas regiones y ciertos sectores. Sin embargo, el caso más sonado de la narcopolítica en Latinoamérica sucedió en Colombia, cuando el capo del narcotráfico en la ciudad de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, llegó a ocupar un escaño en el Congreso de la Nación y se convirtió en senador.
En el caso de México, aunque ningún narcotraficante ha llegado a ser funcionario público o miembro del Congreso, han habido varios funcionarios que han sido buscados por la justicia de Estados Unidos por sus vínculos con el narcotráfico. Varios de ellos han sido gobernadores de entidades federativas. Algunos de ellos son Javier Duarte, gobernador de Veracruz; Roberto Borge, de Quintana Roo; Tomás Yarrington de Tamaulipas; César Duarte de Chihuahua y sobre todo Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad en el gobierno de Felipe Calderón.
En términos generales, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha negado que los funcionarios de su gobierno se encuentren coludidos con las bandas del crimen organizado y el narcotráfico; sin embargo, las alianzas que se hacen y deshacen a nivel local, dan cuenta de que existe un tráfico encubierto pero incesante entre los funcionarios medios y las células del crimen organizado.
Uno entre muchísimos casos es el de Esther Yadira Huitrón Vázquez (en la fotografía), que fue una testigo protegida de la antigua Procuraduría General de la República en la lucha contra el narcotráfico y la denuncia de sus células y sus dirigentes y que pasó a convertirse en la Jefa del cártel de Guerreros Unidos en el estado de Morelos. Al ser atrapada recientemente, declaró tener relaciones con políticos del Partido Revolucionario Institucional, del Movimiento Ciudadano y de Redes Sociales Progresistas. La malla de alianzas en los estados donde el narcotráfico tiene mayor presencia es amplia, sólida y difícil de conocer en su complejidad.