Un nuevo atentado terrorista ha sacudido a Francia. El 14 de julio, celebración de la Toma de la Bastilla durante la Revolución Francesa, pasó de los fuegos artificiales a un desfile de sangre, cuando un camión arrolló a una multitud que quería divertirse. El escenario fue la turística avenida del Paseo de los Ingleses, en la simbólica ciudad de Niza. El chofer del vehículo era un joven tunecino nacido en Francia, que atropelló con saña a una multitud reunida en la avenida. El camión arrolló a la gente a lo largo de dos kilómetros, hasta que la policía le dio muerte al conductor. El saldo de la tragedia fue -preliminarmente- de 84 muertos, muchos niños, y docenas de heridos.
¿Por qué la mira del terrorismo se ha puesto en Francia? En año y medio sucedieron los ataques a la revista Charlie Hebdó, la masacre en el concierto del Bataclán, y ahora el paso arrollador de un camión asesino en la glamorosa ciudad de Niza. Sin duda la historia del imperialismo francés tiene que ver con todo esto. Francia colonizó -con toda su carga de explotación y sangre- países de África y el Medio Oriente como Argelia, Túnez, Siria y Líbano. A lo largo del siglo XX, nutridos grupos de emigrantes de esos países llegaron a la capital francesa y otras ciudades importantes del país, formando barrios pobres de inmigrantes que surtían de trabajadores a las empresas y de servicios a las zonas urbanas más ricas, pero que no tuvieron una política de integración hacia el resto de la comunidad francesa. Ese ha sido el caldo de cultivo del resentimiento árabe que se convierte en terrorismo. Hay datos que ilustran este fenómeno. Las autoridades registraron un total de 1,800 árabes residentes en Francia que abandonaron el país en 2015 para acudir al adoctrinamiento del Estado Islámico en Siria.
El ataque de Niza no ha sido reivindicado por el Estado Islámico. En realidad no hace falta. hay una miríada de individuos aislados que están dispuesto a ofrendar su vida como mártires de la Guerra Santa, a cambio de liquidar a decenas de infieles. Los yihadistas son muchos. Y ya tienen su réplica. La fogosa Marine Le Pen, líder de la ultraderecha en Francia, ya les declaró la guerra.
La prédica de la venganza, motor de la historia en tiempos de canallas, está en marcha.