Es bien sabido que el reino de los zares es eterno. Por eso al presidente de Rusia, Vladimir Putin, no le molesta girar órdenes para modificar la constitución de su país y de esa manera quedarse en el poder hasta 2036, por lo menos. Los cambios le permiten al nuevo zar de Rusia postularse por seis años más después de su término actual -que finaliza en 2024-, y para que el cambio no se vea tan solitario la reforma incluye también el rechazo legal a los matrimonios entre personas del mismo sexo, enfatiza la supremacía de las leyes rusas sobre las demás normas internacionales y santifica «la creencia en Dios como el valor supremo.»
«Hicimos estos cambios acompañados del pueblo -dijo Putin en un video que se difundió por todo Rusia-, y actuamos como una sola nación.»Vyacheskav Volodin, portavoz de la Duma -la cámara baja del parlamento- dejó en claro que los legisladores trabajarán a marchas forzadas para implementar los cambios constitucionales de manera inmediata, sin tomar en cuenta las vacaciones de verano.
En este episodio -al igual que en el pasado- quedó claro que, cuando el zar habla, el tiempo se detiene.