Los futbolistas son mercancía, eso lo sabemos. Lo sabe mejor Rubens Sambueza, el estratega de medio campo que acaba de ser despedido del América de fea forma, y que se fue declarando una frase de gladiador en la arena: «uno no tiene mucha voz».
Por eso Rafael Márquez, uno de los mejores jugadores mexicanos de todos los tiempos, ha puesto sus empeños en salvaguardar los derechos de los futbolistas. Rafa aspira a una organización de jugadores que pueda negociar mejores condiciones laborales con los dueños de los equipos y la Federación Mexicana de Futbol.
A sus 37 años, Rafa sigue siendo el puntal básico de la defensa de la selección nacional, y se ha convertido en el principal defensor de sus compañeros. Que dejen de ser objetos de cambio entre los equipos. Que dejen de ser una mercancía sin voz, como dijo Sambueza. Y además, que tengan derechos laborales, como cualquier trabajador. En días pasados, Rafa señaló la injusticia que comete el equipo de los Jaguares de Chiapas, que no les paga a tiempo a sus jugadores. Son familias enteras que se quedan sin recursos. Que tienen que endeudarse para satisfacer sus necesidades. Que no pueden seguir siendo fichas en el tablero del juego.
Según el ahora defensa central del Atlas -después de haber estado en equipos de la talla del Mónaco y el Barcelona de Pep Guardiola-, los jugadores agachan la cabeza antes de perder su trabajo. Saben que pueden ser congelados en la banca, sin jugar mucho tiempo, si elevan la menor protesta. Y al final de cada temporada, en el llamado «Draft» en el que los clubes intercambian jugadores, éstos no tienen ninguna opinión. Tienen que cambiar de camiseta y de ciudad calladitos, y si la prensa se acerca a ellos tienen que fingir una sonrisa.
La lucha de Rafa es por la sindicalización de los futbolistas, y esa demanda tiene su historia. En la temporada 1970-71, cuando el Club Necaxa puso transferible al defensa central Carlos Albert para evitar un aumento de sueldo, el legendario defensa buscó la protección de la ley, que dice: “Que los deportistas profesionales no podrán ser trasferidos sin su consentimiento”. Después formó la Asociación Sindical de Futbolistas Profesionales de la Republica Mexicana, el cual recio registro el 19 de febrero de 1971, por la Secretaria del Trabajo. Esa asociación fue constituida por 300 futbolistas de diferentes equipos, pero algunos futbolistas Seleccionados Nacionales se negaron a integrarse. Ese detalle dio al traste con la Asociación.
Posteriormente, en 1992 Javier Aguirre y Alfredo Tena formaron la Asociación de Futbolistas Profesionales, para protestar por el sistema de transferencias llamado Draft, pero con el paso del tiempo sus fundadores se convirtieron en entrenadores y abandonaron sus viejas demandas.
Ahora Rafa Márquez levanta nuevamente esas banderas. Es uno de los mejores jugadores que ha dado México en su historia. El capitán de la Selección Nacional. Si se mueve en los tribunales como se mueve en la cancha, nadie podrá detenerlo.