El lema de Madero al iniciar la Revolución, que decía «Sufragio efectivo, no reelección», fue una bandera que atrajo multitudes. Una demanda que atentaba directamente contra el poder de Porfirio Díaz, quien fue presidente de la República 7 veces y se reeligió en 5 ocasiones. Pero a la vez, el lema resultó un obstáculo para la profesionalización y la rendición de cuentas de los diputados, que duraban en su cargo tan solo 3 años y consideraban ese lapso como el tiempo suficiente para el saqueo y la obtención de un botín.

Ahora la reelección de los diputados permite que los votantes evalúen el desempeño de los diputados y decidan si se van o se quedan. De 300 diputados que serán electos este año mediante el voto directo, 261 están buscado reelegirse. Los demás llegarán por vez primera -si el voto lo decide- al Congreso.

El tema parece menor, pero lleva en el fondo la madurez del sistema político, el grado de conciencia de la población y la responsabilidad de los funcionarios públicos. México se encuentra, en ese campo, en pañales. ¿Quién conoce al diputado que lo representa? ¿Cuáles son sus principios y sus planes de acción? ¿Por cuáles medidas ha luchado en el pasado?

La elección obligará a los votantes a informarse sobre las personas que buscan su voto.

Y a los diputados a cumplir bien su labor.