Para los entendidos en la política, una reforma electoral siempre es necesaria. Por eso el país ha vivido entre reformas electorales desde que ingresó a la democracia, después del reinado del PRI a lo largo de 70 años de historia. Sin embargo, hay una corriente de opinión que sostiene que ya no hacen falta reformas electorales, sino una mayor participación de la ciudadanía en las cuestiones que nos atañen a todos. En ese sentido, la estructura electoral de México ha servido, y puede seguir sirviendo.

Para conocer la opinión de su labor cotidiana y el contexto de su trabajo, el INE realiza dos encuestas de opinión al año. En la de septiembre pasado, sólo uno de cuatro mexicanos (27%) sabía de la iniciativa de reforma propuesta por el presidente y, de esos pocos, la mayoría veía con buenos ojos algunas de sus ideas. Desde entonces, el nutrido debate sobre la iniciativa y sus implicaciones han tenido efectos en la opinión pública. Al final de octubre, una encuesta del diario Reforma (llevada a cabo el pasado primero de noviembre) revela cómo ha cambiado la percepción social: el 80% considera que el INE es importante para garantizar elecciones libres, sólo un 13% apoyaría desaparecer al INE por otra institución y el 65% piensa que no es adecuado hacer un cambio en las reglas antes de las elecciones de 2024.

En términos generales, la sociedad se siente conforme con el sistema electoral que nos rige.