A mitad de la ola de manifestaciones de protesta contra la brutalidad policíaca -especialmente contra la población negra en Estados Unidos- varios congresistas están discutiendo la forma de ponerle fin o por lo menos reducir la violencia de los policías. También se discute el tema entre varios asesores de la Casa Blanca, como si su titular no tuviera nada que ver en el asunto.
Los jueces también participan en la discusión. Ellos tienen en sus manos por lo menos media docena de casos en los que los policías no son sujetos de la normatividad aduciendo inmunidad calificada, a menos que -según dice la ley- violen los derechos constitucionales claramente establecidos.
Uno de los puntos claves que se proponen es la eliminación absoluta del estrangulamiento y la asfixia de los detenidos, lo cual llevó a la muerte a George Floyd en Minnesota, Ese fue el detonante de las marchas que recorren en la actualidad todos los estados de la Unión Americana. Es un pequeño paso, pero representativo de la brutalidad y la impunidad que prevalece entre la policía contra la población negra. Si esa reforma hubiera existido antes, George Floyd seguiría vivo.