Ahora que Donald Trump aseguró la candidatura del Partido Republicano, muchos militantes están abandonando la nave. Unos, los que confiaban en las posibilidades de Ted Cruz, se sienten abandonados a su suerte después de la renuncia de su candidato. Otros, los que jamás pensaron que un candidato de las características de Trump pudiese alcanzar la candidatura, están expresando su malestar y se están saliendo del partido.
La mayoría de los colaboradores del gobierno de George W. Bush están en desbandada. Algunos de ellos dicen que no apoyan a Hillary, pero que cualquier opción -aunque sea Demócrata- es mejor que Trump. Ben Howe, el editor de una página web muy conservadora llamada Red State, declaró que sigue siendo un conservador, pero que jamás apoyaría a un candidato autoritario egomaníaco. Por eso, dice, se ha agregado el hashtag #yoestoyconella.
Lo mismo están diciendo los estrategas y colaboradores de John McCain y Mitt Romney, que fueron candidatos republicanos en diferentes momentos, y que ahora se sienten muy lejos de un candidato que representa «el odio, la violencia, la arrogancia y la pequeñez de pensamiento», como señaló Mike Treiser, un republicano muy cercano a Mitt Romney.
En este sentido, el triunfo de Donald Trump está fortaleciendo la campaña de Hillary.