La epidemia que vive el mundo ha desatado nuevas carreras. Una de ellas es, por supuesto, la carrera por encontrar una vacuna que salve a la humanidad de la crisis que recorre los cinco continentes. Pero otra, muy distinta, es la que corre tras el dinero aprovechando la oportunidad abierta por la necesidad de recobrar la salud en momentos críticos.
La ciudad de Nueva York, convertida en el ombligo de la pandemia a nivel mundial, es víctima de merolicos y estafadores. El alcalde de la ciudad declaró en días pasados que necesitaba 40,000 ventiladores de urgencia para evitar una catástrofe. De inmediato, un enjambre de firmas comerciales y gente que no tenía la menor idea de lo que son los ventiladores se puso en movimiento para ganar el contrato más jugoso en ese terreno.
El pasado 30 de marzo, Nueva York formalizó un contrato muy dudoso de 1,450 ventiladores a un costo de 86 millones de dólares; es decir, $59,000 dólares por ventilador. Se pagó un adelanto de 69 millones de dólares. Según los firmantes fue un buen acuerdo, porque en días pasados los ventiladores se habían encarecido desde un precio de $25,000 dólares por ventilador, hasta los $45,000. Curiosamente el padrino del arreglo fue Jared Kushner, el yerno de Donald Trump. (Aparece en la foto)