El embajador ruso en Turquía fue asesinado en una galería de Ankara por un policía turco. Si, un policía turco. El vigilante de la ley entró gritando: ¡Dios es grande! ¡No olviden Aleppo! ¡No olviden Siria! y, acto seguido, dio cuenta del diplomático. Rusia calificó el asesinato como un acto terrorista.