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También los demócratas

Los demócratas no están exentos de escándalos por conflictos de interés. En la fotografía aparece muy sonriente Kamala Harris -que podría llegar a la Casa Blanca como vicepresidenta de la nación si Joe Biden resulta elegido como el nuevo presidente-, con su esposo Doug Emhoff, un poderoso abogado que ha representado a empresas que no se identifican con los valores más defendidos por el Partido Demócrata. Entre esas empresas se encuentran varios laboratorios y algunas empresas armamentistas.

Los políticos tienen muy buen olfato para percibir los escándalos antes de que estallen. Por eso, a fines del mes pasado, Emhoff anunció que tomaría una licencia de su trabajo en DLA Piper, uno de los despachos jurídicos más grandes del mundo en el cual trabajaba.

Durante los diez años que ejerció la abogacía en una empresa llamada Venable, Emhoff representó a la gigante farmacéutica Merck en juicios relacionados con su medicamento llamado Fosamax -que se aplica para fortalecer los huesos de las mujeres después de la menopausia-, a la distribuidora de armas Dolarian Capital en un caso relacionado con la venta de rifles AK-47 para ser utilizados en Afganistán, y al propietario de un club nocturno acusado de acoso y agresión sexual por haber rociado el cabello y el cuerpo de una mujer incluida en su nómina “con una sustancia desconocida” que luego retiró con “su boca, labios y lengua”. El caso se resolvió fuera de los tribunales, y tuvo una resonancia no muy querida en la prensa.

De manera que si Joe Biden logra arrebatarle la presidencia a Donald Trump el próximo mes de noviembre, los sabuesos de la prensa ya saben por donde morder a la vicepresidenta.

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