En sus orígenes, las redes sociales surgieron como alternativas a los medios tradicionales de comunicación -la prensa escrita, la radio y la televisión. Posteriormente, los medios tradicionales empezaron a utilizar a las redes sociales para difundir sus propios contenidos, y el resultado fue la expansión de una amplia constelación de medios, tanto los que ya estaban como los que surgieron en la red.
Ahora, como si se tratara de una cacería de medios incómodos y personalidades conflictivas, muchas voces han emigrado hacia sistemas que permiten contenidos que van más allá de los cánones y límites de la libertad de expresión. En los últimos días, la plataforma Telegram se ha inundado de teóricos de la conspiración, racistas y activistas de la extrema derecha, y su cantidad asciende a 25 millones de usuarios. Es la emigración más grande de las redes sociales. Una versión moderna de la huida de los judíos de Egipto.
Y al igual que aquella emigración, podría tener consecuencias. Pero éstas serían no deseadas.
La autoridades ya están tomando cartas en el asunto.
(En la fotografía aparece Enrique Tarrio, líder del grupo ultraderechista llamado los Proud Boys)