Entrevista con Pablo Lara,
Director de Innovación de la Central de Abasto
¿Cuál es el papel de la Central de Abasto en la alimentación de la Ciudad de México y el resto del país?
La Central de Abasto es el puente y catalizador entre los productores y los consumidores. Es el lugar donde la gran mayoría de los pequeños y medianos productores pueden traer su mercancía para venderla, y donde los consumidores de medianos y bajos ingresos, a través de los canales de comercialización que les atienden, pueden consumir esos productos. Es el enlace entre la producción y la distribución. También es el lugar donde se fijan los precios, a fin de cuentas, que rigen en todo el país. Ese es el enorme papel de la Central.
Sabemos que los precios varían muchísimo, dependiendo de los puntos de venta. Si nos vamos a un supermercado de Lindavista, por ejemplo, el precio es muy diferente al que prevalece en la Central. ¿A qué se debe esto?
A fin de cuentas existe una ley de oferta y demanda, y hay diferentes requerimientos de calidad por zona. Hay zonas de mayor poder adquisitivo que solicitan productos de mayor calidad y que están dispuestos a pagar mayor precio. Inclusive, en las cadenas de supermercados no mantienen los mismos precios. Una misma cadena de supermercado de Polanco no tiene los mismos precios que mantiene en Ecatepec o Iztapalapa. Los precios van de acuerdo al mercado. Y lo mismo ocurre con los mercados públicos y los tianguis. Pero sin duda los precios más bajos son los que tenemos aquí en la Central de Abasto.
¿Habría que fortalecer las cadenas de los mercados?
Sin duda, hay que buscar un sistema de modernización de los mercados. Los mercados tienen muchas ventajas. Y también por supuesto tienen algunas desventajas. Tienen la ventaja de la ubicación; la ventaja del trato personal; pueden atender las necesidades personales de cada cliente. Y también tienen las desventajas de los volúmenes de compra, cuando esos volúmenes son menores. La mayoría de los mercados públicos de México son mercados ya muy deteriorados, y por eso dentro de los programas que está impulsando el Gobierno de la ciudad está precisamente el modernizar los mercados públicos. No es fácil, claro, estamos hablando de toneladas de dinero, pero hay que buscar esquemas que sean autosustentables, como en el caso del Mercado de Jamaica. Ahí, aprovechando el mismo terreno donde está el mercado, se logra atraer el capital privado, se moderniza el mercado, sin que le cueste al comerciante, y tampoco al gobierno. Este mercado va a ser el más moderno del mundo.
¿El más moderno del mundo? ¿Por qué?
Sí, porque va a ser un mercado al menudeo, pero va a contar con todos los servicios. Va a tener un área de mercado, locales comerciales, y va a ser un mercado sustentable con captación de agua pluvial, energía solar, y donde van a poder convivir los mercados detallistas con un centro comercial. Eso nos arroja una sinergia única, es la primera vez que se va a hacer en México. En un segundo piso va a estar el área de comida, lo que actualmente se conoce como fast food, un espacio muy agradable. También va a tener un hotel, tiendas outlet, tiendas ancla, un estacionamiento subterráneo. El mayor activo que tienen los mercados son los terrenos y la gente, lo cual quiere decir la capacitación y calidad de los comerciantes. Es gente que conoce su negocio. Con este programa va a ganar la zona, van a ganar los comerciantes y va a ganar la ciudad.
¿Para cuándo tendremos terminado este mercado?
Para el 2015. Tal vez finales del 2015. Es un proyecto en el que no se puede trabajar a todo vapor, porque tenemos que dejar que los comerciantes hagan su trabajo. Ellos viven de eso, y sería muy injusto detener sus ventas para hacer la construcción. Por eso vamos a ir por partes.