Hoy se cumple un año desde que el nuevo tirano de Rusia, Vladimir Putin, decidió invadir Ucrania. Las imágenes son aterradoras, tristes, sin esperanzas. Los números estadísticos aumentan, así como el curso de la guerra. El gobierno del Reino Unido ha estimado que este mes Rusia ha sufrido ente 175,000 y 200,000 bajas, dentro de las cuales hay entre 40,000 y 60,000 muertos.
En comparación, las estadísticas señalan que la Unión Soviética perdió un total de 15,000 tropas durante los largos diez años que duró la guerra de Afganistán, entre 1979 y 1989.
En el pasado mes de diciembre, un consejero del presidente ucraniano Volodymyr Zeleskyy declaró que cerca de 13,000 soldados ucranianos han muerto del el inicia de la guerra.
Las Naciones Unidas sostuvieron ayer que 7,199 civiles ucranianos han muerto a raíz del enfrentamiento, y que 11,756 han sido heridos. Todo esto es producto del estallido de misiles y bombardeos, porque en las guerras contemporáneas los rivales no libran batallas cuerpo a cuerpo. Cabe señalar que nunca se ven los rostros.
Sin duda, los números son solo indicativos, y la realidad es mucho peor.
En el primer año de la guerra, no hay nada que celebrar.