El estereotipo más difundido entre los niños dice que los vaqueros son hombres. Es muy raro ver vaqueras en las películas y las revistas de dibujos animados. Además, los hombres deben ser blancos, al estilo de John Wayne, Hopalong Cassidy y Wyatt Earp. Por eso resulta extraño -por decir lo menos- que en las marchas de protesta contra la violencia policíaca aparezcan vaqueros y vaqueras negras. Eso fue lo que sucedió el pasado 7 de junio en la ciudad de Los Ángeles, cuando las calles y avenidas principales se inundaron de jinetes negros que cabalgaban junto a los vehículos. Parecía la escena de una película, una marcha fuera de la realidad.
El surgimiento de los vaqueros negros no tuvo lugar en Texas o Arizona, las entidades que fueron la cuna de los vaqueros que nacieron hace varios siglos. Los vaqueros negros nacieron en Compton, el barrio negro de Los Ángeles, y su presencia se ha extendido hasta los estados del noreste de la nación, en las ciudades de Filadelfia y Baltimore.
No se trata solamente de llamar la atención -que lo hacen-, sino de sentir también -como los blancos- el orgullo de montar en las calles de esta nación que nació con el galope de los vaqueros.
Keiara Wade -que aparece en la foto-, la única mujer de los Compton Cowboys, lo dijo con la emoción en la garganta: “Estos caballos sienten lo que nosotros estamos sintiendo, y en este momento están sufriendo porque nosotros también estamos sufriendo”, dijo. “Hay tanto amor y unidad dentro la comunidad de vaqueras y vaqueros negros. Solo estamos intentando llevar esa energía a estas marchas, de manera pacífica”.
Estas vaqueras son solo un botón de muestra de las nuevas manifestaciones que inundan hoy todo el territorio de la Unión Americana.