La visita del presidente de México a la capital de Estados Unidos no ha pasado desapercibida para los medios de comunicación de ambos países. El encuentro entre AMLO y la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, ha sido reproducido en todos los medios (Ver fotografía). Pero eso es natural. Sucede en todas las visitas de los mandatarios en cualquier lugar del mundo. Siempre se intercambian sonrisas y saludos, se habla muy bien de la cordialidad entra ambas naciones, y los dos se desean un mejor futuro.
Sin embargo, en muchas ocasiones, estos encuentros sirven también para conversar sobre aspectos ríspidos y polémicos, que pueden ser temas en los que no existen acuerdos previos o constituyen asuntos de conflicto y confrontación. Y en este caso existen dos temas que podrían tratarse para resolver los enormes conflictos que ocasionan. Uno de ellos es el tema del ingreso de armas de Estados Unidos a México, y otro es el tema de la discriminación que sufren los migrantes mexicanos en Estados Unidos.
El tema del tránsito de armas de Estados Unidos hacia México debe ponerse sobre la mesa de negociaciones aunque se trate de legislaciones distintas, ya que en Estados Unidos la portación de armas está permitida y en México no.
Sin embargo, las autoridades del país del norte no hacen caso omiso de la grave responsabilidad de los fabricantes de armas en los tiroteos que han cobrado miles de víctimas en su tierra. Por eso el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes de EE.UU. llamó a declarar el próximo 20 de julio a los tres mayores fabricantes de armas del país, tras el tiroteo que dejó siete muertos en el desfile del 4 de julio en Highland Park. La presidenta del comité, la demócrata Carolyn Maloney, pidió por carta la comparecencia de los directores generales de Daniel Defense, Marty Daniel; de Smith & Wesson Brands, Mark Smith, y de Sturm, Ruger & Company, Christopher Killoy.
Estas personas no pueden simplemente lavarse las manos de tanta sangre.