Ahora que la película de Clint Eastwood llamada American Sniper está nominada como mejor película en la próxima entrega de los Óscares, en la realidad se está llevando a cabo un juicio paralelo al guión de la cinta.
La película está basada en un libro autobiográfico de Chris Kyle, un soldado que participó en la guerra de Irak y que saltó a la fama por su puntería y por el número de muertes que logró con su rifle. Fueron 160, según los testigos del caso.
En la realidad, Chris Kyle tenía una puntería asombrosa, ya que en una ocasión logró matar a un hombre que estaba a casi dos kilómetros de distancia. Por eso sus enemigos le pusieron un precio a su cabeza, pero nadie pudo cobrarlo.
La película de Clint Eastwood dramatiza la vida del francotirador, lo retrata como un hombre despiadado que cumplía fríamente con su deber, pero al final no exhibe el final de su héroe.
Y es que el final es paradójico e inquietante. Resulta que Chirs Kyle no murió en el frente de guerra, sino en su propio país. Y lo que es peor, a manos de uno de sus amigos.
En estos días, mientras la película espera la entrega de los Óscares, el amigo de Chris Kyle que le dio muerte enfrenta un juicio en Texas, la tierra natal de ambos. El homicida se llama Eddie Ray Routh, un exmarino de apenas 27 años. El homicida ha aceptado su culpa, pero sus abogados piden clemencia por tratarse de un caso, dicen, de insanidad mental.
El caso es una estampa viva de lo que sucede en el interior de Estados Unidos. El dramatismo del cine se queda corto ante la realidad.