Ahora fue en Texas, cerca de Dallas. Dos personas murieron después de dispararle a los guardias que vigilaban un centro cultural en el que se llevó a cabo un concurso para premiar a la mejor caricatura sobre el profeta Mahoma, convocado por una organización llamada la Iniciativa de Defensa de la Libertad Americana que tiene su sede en Nueva York.
En el evento participaron la representante del grupo Pamela Geller y un abogado llamado Geert Wilders, conocido por impulsar políticas contra la emigración árabe a Alemania y su animadversión contra el Islam. Sus posturas lo han obligado a tener protección policíaca desde 2004.
El tema contiene reminiscencias de la matanza en la redacción de la revista francesa Charie Hebdo, donde un comando terrorista ingresó a las oficinas de la revista y liquidó a 12 personas, la mayoría de ellas trabajadores de la revista.
La publicación se había caracterizado por presentar caricaturas del profeta Mahoma en posiciones ridículas, y la masacre fue una venganza religiosa sobre la afrenta. Según el Corán, cualquier representación física de la figura del profeta se considera una herejía.
A partir de entonces, se desató una polémica muy agria sobre si la libertad de expresión debe o no centrarse en la burla de las figuras iconicas de cualquier religión, y el propio Papa Francisco hizo un llamado para respetar a los profetas y los santos de cualquier credo. Pero resulta que en Texas no le hicieron caso.