La mujer de la fotografía se llamaba Sandra Emilia Zavaleta Hernández, y trabajaba como policía encubierta. Era uno de los policías dedicados a labores de investigación de la Fiscalía Regional del Sur de Veracruz. Su labor era escuchar, disfrazarse, infiltrarse en las bandas del crimen organizado, pasar desapercibida.
En junio del año pasado, Sandra recibió varios balazos en las piernas al aprehender a un secuestrador. Sus fotografías con el cuerpo ensangrentado estuvieron en las primeras páginas de la prensa veracruzana.
Ayer la mataron. Iba como taxista, acompañada por dos policías, conduciendo a prisión a un secuestrador de Cosoleacaque. En el camino un comando la interceptó y le dio muerte. Al final del episodio, la Armada detuvo nuevamente al delincuente.
Es una pena que una policía excepcional haya sido asesinada. Solo queda su ejemplo, aunque muy pocos policías lo sigan.