Murió un grande del box. Cassius Clay, que al adherirse a la religión musulmana empezó a llamarse Mohamed Alí. Fue un peso completo que en el ring, bailando con la asombrosa agilidad de sus piernas, parecía casi una pluma. No sólo los múltiples knock outs que propinó a otros grandes boxeadores de su peso como Foreman y Frazer se quedaron en la memoria de sus fans, también la rapidez con que sus brazos golpeaban a sus oponentes mientras recorría brincando el cuadrilátero.
Nació en Louisville Kentucky el 17 de enero de 1942 y al reclamar el robo de su bicicleta ingresó con todo y el policía Joe Martin al gimnasio. Después de un periodo como amateur y de representar a su país en los juegos olímpicos de Roma, donde obtuvo la medalla de oro, comenzó su periodo como profesional en el que se distinguió por un estilo pugilístico poco convencional. En alguna ocasión recordó que le pedía a su hermano que le aventara piedras para aprender a mover su cuerpo mientras las esquivaba, y era justamente su capacidad para quebrar la cintura y evitar los golpes con gran rapidez lo que lo colocaba con una gran superioridad frente a sus adversarios.
En 1964 cambió su nombre por el de Muhammad Ali al ingresar al culto islámico; en 1967 se rehusó a ser enrolado como combatiente en Vietnam, por lo que tuvo que abandonar durante algunos años el ring. Era conocido por los críticos de box como el «bocón».
Para sus enemigos era una amenaza que empezaba antes de las peleas. Y para todas las mujeres fuera del ring, era un hombre guapísimo.