A pesar de los esfuerzos en su contra, el cambio climático está ganando la batalla. La Tierra se sigue calentando a un ritmo sumamente veloz, los glaciares se derriten con el sistema de calefacción global que hemos construido, y los mares suben de nivel y amenazan a las islas más pequeñas.
Los mayores derretimientos de hielo se dan en Groenlandia y el Polo Sur, que acumulan la increíble cantidad de 500 kilómetros cúbicos de hielo que se derrite cada año. Para darnos cuenta de esa cantidad de hielo, tenemos que imaginarnos una fila de cubos inmensos de hielo, de un kilómetro de lado, que van desde la Ciudad de México y llegan más allá de la ciudad de San Luis Potosí. Ahora imaginemos que esos hielos van a parar directamente al océano. Es una pesadilla de ciencia ficción.
Pero eso no es todo. Según la revista Science, al derretimiento mayor de Groenlandia y la Antártida hay que añadir la pérdida de los glaciares de las cadenas montañosas, donde sobresalen los deshielos del Ártico canadiense, las montañas de Alaska, el sur de los Andes y los Himalayas en la cima del mundo. Estos glaciares terrestres están arrojando 260 mil millones de toneladas métricas de hielo cada año, lo cual provoca un incremento adicional de 0.7 milímetros en el nivel de los océanos.
Algunos no creen que el cambio climático tiene la huella de los hombres. Pero se ha demostrado que así es. Y si no reducimos la producción de bióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, vamos a arrojar a nuestro planeta a los abismos del desastre.
Ojalá y recapacitemos a tiempo.