Se llama Puducherry, y es un pueblo colonial espléndido, con esos templos magníficos propios de la India y el toque tan elegante dejado por los franceses en sus colonias. Aquí no existen los hacinamientos y la sobrepoblación que definen a la India como un país de miseria extendida y recalcitrante. Aquí lo que se observa es una mezcla de belleza, colorido, playa, sol y alegría. Y sin embargo, para asombro de todos, Puducherry es el pueblo con la tasa de suicidios más elevada del mundo: 44 de cada 100,000 habitantes al año se quitan la vida. Esa tasa sobrepasa a la de las ciudades que han sido vistas como lass más estresantes del mundo: Las Vegas, Hong Kong y Ciudad Juárez.
¿Qué sucede en este pequeño pueblo -tiene un millón 247 mil habitantes, una población muy baja considerando los estándares de la India- que mueve a sus habitantes a quitarse la vida porque les resulta insoportable?
En realidad, las imágenes que se difunden sobre las bellezas del pueblo son atractivos para turistas. Son fotografías que venden lo que fue el enclave colonial de los franceses. Un oasis de colores y casas impecables junto a la playa. Pero alrededor sigue habiendo, si bien no un barrio muy pobre con indigentes en las calles, sí un pueblo con pobreza en todos sus sentidos, bajos niveles de nutrición, pocos servicios, clínicas y escuelas deficientes.
Lo que mueve al suicidio de los habitantes, jóvenes y adolescentes en su inmensa mayoría, es el efecto espejo de las dos ciudades. Aquí, a diferencia del concepto religioso tradicional de la India -donde los segmentos sociales están condenados de por vida a seguir padeciendo las penurias de sus castas-, los jóvenes saben que pueden mejorar sus condiciones sociales mediante la educación, y llegar a formar parte del sector de mayor riqueza de la India. Pueden llegar a vivir en La ciudad blanca -el enclave colonial de los franceses- de Puducherry.
En el sector pobre de la ciudad los niños, adolescentes y jóvenes se meten de lleno en los estudios para mejorar sus estatus. Pero al salir de las escuelas se encuentran con la triste realidad de que no existen trabajos para ellos. Y el remedio que encuentran, por eso, es la horca. Han puesto a su ciudad en el lugar más elevado de suicidios en el mundo.