Aunque existe todavía una resistencia muy fuerte para admitir que el cambio climático es una amenaza para la vida en la Tierra, hay un caudal de fenómenos extremos que alertan sobre los peligros, y existen grandes núcleos de poblaciones que tienden a desplazarse de sus lugares habituales de origen y residencia.
El presente año ha resultado en uno de los más desastrosos en las últimas dos décadas. Las sequías, inundaciones, huracanes y deslizamientos de tierra han desplazado a 7 millones de personas durante el primer semestre del año, una cifra récord que podría crecer conforme avanza la época de ciclones en varios puntos del planeta.
Una organización noruega llamada El Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno, que se ha dedicado a la recopilación de datos de gobiernos, agencias humanitarias de las Naciones Unidas y reportes de los medios de comunicación, llegó a la conclusión de que las inundaciones, deslizamientos de tierra, ciclones y otros eventos climáticos extremos desplazaron a más personas en este primer semestre que durante el mismo periodo en cualquier otro año. Esta organización ha estado publicando sus informes desde 2003.
El tema representa buenas y malas noticias para amplios sectores de la humanidad. Las buenas noticias llegan cuando los gobiernos, empapados de las advertencias de tragedias que se ciernen sobre la población, toman las precauciones y las medidas preventivas para alertar a los ciudadanos sobre los peligros que se avecinan. Ése fue el caso de las 3,4 millones de personas que fueron evacuadas de sus hogares en la India y Bangladés en mayo del presente año, antes de que el crriclón Fani se precipitara sobre la Bahía de Bengala. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, se reportaron menos de cien muertes en ambos países.
Las malas noticias se presentan cuando los gobiernos y las poblaciones no están preparadas para las catástrofes. En el sur de África, donde el ciclón Idai llegó intempestivamente en marzo, más de 1000 personas fallecieron y 617.000 fueron desplazadas sin estar preparadas en Mozambique, Malaui, Zimbabue y Madagascar.
La organización noruega calcula que la cantidad de desplazamientos relacionados con desastres puede aumentar a 22 millones de personas para fin de año. Aunque los desastres -como las inundaciones y ciclones- provocan desplazamientos temporales, se trata de verdaderos éxodos donde los desplazados sufren todo tipo de carencias y rigores. De ahí la importancia que tienen los esfuerzos internacionales para mitigar el cambio climático y cuidar los desplazamientos.