Parece un ejercicio bastante ocioso, pero la firma estrella de las encuestas en todo el mundo, Gallup, ha realizado en los últimos años una encuesta para ver cuáles son a nivel mundial los países que gozan de la mayor aprobación por parte de los ciudadanos en todo el mundo.
El tema es muy discutible, porque en él influyen muchísimas variables, y porque los países no se rigen por sí mismos. Sus gobiernos y gobernantes ponen sus improntas en el rumbo que los países toman, dictan sus políticas económicas, atacan o se defienden de sus vecinos, se promocionan en todos los foros. En la visión de un país influyen los intereses, las ideologías, las preferencias y las experiencias de los que opinan. Para aconsejar a qué país se puede ir a trabajar, por ejemplo, se valoran las condiciones laborales, los salarios y prestaciones que se reciben, aún el tipo de moneda de quien otorga el trabajo. Para ir de vacaciones, en cambio, se aquilatan los paisajes naturales, el perfil de las ciudades, la calidad de los hoteles, la hospitalidad de la gente, sus paquetes turísticos.
En la encuesta más reciente, por tercer año consecutivo, Alemania mantuvo el lugar favorito entre todas las naciones del orbe, gracias en buena medida a la respetabilidad que circunda a la primera ministra Angela Merkel, que ha implementado programas económicos respaldados por los dos extremos de los líderes europeos del momento: tanto por los defensores del desarrollo económico a secas como por los impulsores de los derechos sociales colocados en primer lugar de sus demandas.
En otro de los extremos de la encuesta se encuentra Estados Unidos, que perdió 11 puntos en la puntuación del último año. Sus fracasos giran en torno al grado de aprobación con la que cuenta su actual presidente.