Los 43 millones de ciudadanos negros que habitan en Estados Unidos son los descendientes de los esclavos que llegaron de África. Y no son ciudadanos de primera categoría. Sobre ellos se han cebado el racismo, la pobreza, la desigualdad social, la discriminación en todos los órdenes, la injusticia y el abandono. El lema que está de moda en todos los estados de la Unión Americana es el de «Black Lives Matters». Si. la vida de los negros también importa.
Para la mayoría de los negros que viven en Estados Unidos, la vida es insoportable. Para unos cuantos -los que pudieron destacar como boxeadores, basquetbolistas, actores o cantantes-, el tema racial no es tan importante. Pero para muchos otros -los que se sobrepusieron a la discriminación y juntaron dinero para asomarse al continente de origen-, el regreso a África es una posibilidad al alcance.
Unos cuantos han reflexionado sobre las estadísticas de la población negra en Estados Unidos. Los números no mienten. El coronavirus, por ejemplo, ha pegado mucho más a la población negra. Esta población representa el 13% de la población total de Estados Unidos, pero acumula el 24% de los fallecidos por coronavirus.
La BBC de Londres entrevistó a los miembros de tres familias negras en Estados Unidos que no se conocen entre sí, pero que decidieron volver a sus países de origen. Ellos se llaman Brian, Rukina y Marcus, y decidieron mudar de país a Namibia, Tanzania y Uganda respectivamente.
En las tres entrevistas, todos ellos lucían felices por estar en los países africanos. Todos dijeron que la vida allá era más fácil, no era tan cara, era más segura y resultaba mucho más fácil hacer amigos. Y todos dijeron la frase que los impulsó a emigrar de Estados Unidos. «En África no hay racismo», señalaron.