Para todos los norteamericanos que señalan que México es un país inseguro, presa de los enfrentamientos entre las bandas de narcotraficantes, la noticia de ayer sobre un tiroteo en la capital de país parece no marcar ninguna huella. Pero es un asunto grave.
En la mayoría del territorio mexicano la población puede vivir tranquilamente, sin el temor de que alguna bala perdida por algún tiroteo contiguo le quite la vida.
En Estados Unidos esto no es tan cierto.
Ayer detuvieron un juego de béisbol en Washington por un tiroteo en las afueras del estadio. Los disparos tuvieron lugar afuera de una de las salidas del estadio National Park en el partido entre los Nacionales de Washington y los Padres de San Diego.
Tres personas resultaron heridas por los disparos a las afueras del estadio.
La policía dijo que dos de los heridos estaban en uno de dos vehículos involucrados en el tiroteo. La tercera víctima es una mujer en la acera afuera del estadio donde había estado viendo el juego.
“En ningún momento durante este incidente las personas dentro del estadio viendo el juego estuvieron en algún tipo de peligro. No es un incidente de un tirador activo. Todo ocurrió afuera del estadio”, dijo la policía a los periodistas.
Ah. Como si eso le restara importancia al asunto.