Ya están aquí los autos voladores. Han sido creados, también, en Silicon Valley, ese territorio que está transformando al mundo con su tecnología y sus inventos. Una pequeña empresa, llamada Kitty Hawk, está haciendo pruebas con un vehículo pequeño, con capacidad para un solo pasajero, que vuela sobre un lago al norte de San Francisco, en California. Es un artefacto ideal para un solo hombre o una sola mujer, capaz de transportarlo a pequeñas distancias, con la energía de una batería.

Visto desde abajo, el auto parece un dron de mayor tamaño. tiene una malla que se extiende en forma de cruz alrededor del piloto, un volante de regular tamaño y dos flotadores que fungen como tren de aterrizaje. El vuelo es corto, con una duración de 5 minutos, y el vehículo es capaz de elevarse sobre las aguas varios metros, girar en círculo, recorrer una pequeña distancia y aterrizar calmadamente sobre el agua. Como si fuera un pequeño helicóptero. Un poco menos ruidoso.

Aunque el espectáculo parece una exhibición para pequeños, es una muestra de lo  que puede transformar radicalmente la industria del transporte. Las empresas automotrices están espantadas. Tal vez, en unos cuantos años, los automóviles terrestres pasen a mejor vida. Como las carretas de caballos. Los hombres se transportarán por los cielos. Se acabarán los aumentos de gasolina. Los embotellamientos en las avenidas. La falta de sincronización en los semáforos. Los accidentes. El tráfico. Las horas perdidas en los largos trayectos. Los microbuses. Los Metrobuses. Y el Metro. Todo se irá a volar.

Estos autos voladores son impulsados, hasta ahora, por tres diferentes motores: uno es el empresario Larry Page, uno de los creadores de Google. Otro es la empresa aérea Airbus, y también está el gobierno de Dubai. A última hora, por el deseo de llenar el cielo de taxis, también se unió la empresa Uber. Y todos ellos no están solos. En la actualidad hay una docena de empresas que están fabricando autos voladores, con diferentes técnicas y diseños. Más temprano que tarde, tendremos muchas otras primeras pruebas.

«Estamos mostrando, más que un nuevo auto, una visión del futuro», dice Cameron Robertson, uno de los ingenieros aeroespaciales involucrados en el proyecto. Y en efecto, parece que el futuro ya está aquí.

(Con información de The New York Times)