Cuando miro con fervor el corazón de una flor ni la arranco ni la tenso, ni en sus colores yo pienso pues no soy un pensador Cuando miro su color avivado de verdor no hay vocablo ni rezo, no hay palabra ni verso que empañe su resplandor. Cuando miro una flor mucho me estorba el seso. Para mirar una flor me bastan ojos