En las leyes, la esclavitud sexual es difícil de definir. En Estados Unidos, desde que Abraham  Lincoln abolió la esclavitud, las leyes y las autoridades son muy laxas con el tema. Generalmente dicen que eso no existe. Pero las evidencias son notables. El comercio de mercancías sexuales no está en Amazon, pero sigue siendo muy redituable. Según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo de las Naciones Unidas, el comercio sexual en el mundo genera ganancias por 99 mil millones de dólares, e involucra a 4.8 millones de personas, generalmente mujeres y niños. En Estados Unidos no existen cifras oficiales, pero según una organización social llamada Polaris se detectaron 35 mil  casos de comercio sexual en la última década. En Florida, solo en 2017, se detectaron 470 casos.

La revista Time Magazine entrevistó a una de las escasas activistas que existen en este terreno. Su nombre es Windie Jo Lazenko, y es uno de los pocos casos de una mujer que, siendo esclavizada desde muy joven, logró por sí misma su libertad. Su historia no es muy distinta de las demás mujeres involucradas en estos casos. A los 13 años, víctima de una familia atropellada por la violencia, buscó refugio en una pareja de amigos, y los amigos la fueron introduciendo en los círculos obtusos del narcotráfico, los regentes que protegen a las mujeres a cambio de una jugosa porción de sus ganancias, y la vida estridente y luminosa de los table dance. Años después de su captura, cuando la banda a la que pertenecía le exigió el reclutamiento de nuevas víctimas, Lazenko escapó lejos de sus supuestos amigos, llegó a otro estado, y ahí entró en contacto con una organización que la ayudó a rehabilitarse.

Después de eso, se convirtió en activista contra la esclavitud y el abuso sexual, y pasó a ser una fuente de información y una investigadora muy importante en el tema. Entre sus hallazgos se encuentra el vínculo que existe entre la bonanza del petróleo y la esclavitud sexual. En Dakota del Norte, en la época del incremento de los precios del petróleo, los trabajadores fluyen en masa a los campos petroleros, y la demanda de prostitutas se dispara. Los grupos del tráfico sexual multiplican sus recursos, y en el Internet aparecen con mayor frecuencia los llamados «Romeos de Facebook», encargados de reclutar a jóvenes ávidas de romance, ganas de escapar de sus familias y dinero.

Según la revista Time, basándose en los hallazgos de Lazenko, la cuarta parte de las jóvenes atrapadas por el comercio sexual son blancas, otra cuarta parte son latinas, y poco más de un 40% son negras. Todas, eso sí, son esclavas. Pero nadie habla de ellas.